En Brasil el mes de junio de 2008 será marcado por dos grandes debates: por un lado, la intensificación de la articulación de candidaturas y coligaciones para las elecciones municipales de 2008; por otro, la retomada de la discusión sobre la política económica a corto, medio y largo plazo.

La discusión sobre la política económica retorna por varios motivos.

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En Brasil el mes de junio de 2008 será marcado por dos grandes debates: por un lado, la intensificación de la articulación de candidaturas y coligaciones para las elecciones municipales de 2008; por otro, la retomada de la discusión sobre la política económica a corto, medio y largo plazo.

La discusión sobre la política económica retorna por varios motivos.

Por un lado, hay el impacto de la crisis internacional sobre la economía brasileña, tanto en lo que se refiere a precios como al cambio. Utilizando este impacto como pretexto, el Banco Central brasileño está operando un alza en la tasa básica de interés, lo que atrae más dólares a Brasil y empeora la situación de la tasa de cambio, dificultando a su vez las exportaciones y ampliando la vulnerabilidad externa.

Por otro lado, la política de crecimiento económico con reducción de las desigualdades sociales sufre una oposición cerrada de la oposición neoliberal. Derrotados en las elecciones presidenciales de 2006, los neoliberales siguen en campaña por su política de “reducción de gastos”, es decir: menos Estado, menos políticas públicas, menos políticas sociales. Un episodio importante de esta batalla fue la derrota de la CPMF (Contribuição Provisória sobre Movimentação Financiera), impuesto que financiaba una parte de la salud pública brasileña.

En la práctica, el Banco Central apoya los objetivos de la oposición neoliberal, una vez que el aumento de la tasa de interés eleva el monto de la deuda pública y reduce la capacidad de inversión (productiva o social) del gobierno federal.

Otros sectores del gobierno y de su base de apoyo reaccionan por medio de variadas propuestas, que abarcan desde la creación de un nuevo impuesto para financiar la salud, hasta la propuesta de creación de un Fondo Soberano. Sin embargo, la principal reacción ha venido de la presión del propio presidente de la República, en el sentido de viabilizar el PAC (Plano de Aceleração do Crescimento) y algunas políticas públicas.

La discusión sobre la política económica constituye, por lo tanto, una especie de tercera vuelta de las elecciones presidenciales de 2006 y una antesala del debate que se realizará en las elecciones de 2010, en que la oposición intentará rotular la candidata o el candidato del gobierno como “PT: partido de los tributos”.

A pesar de su carácter estratégico, la discusión sobre la política económica perdió espacio, tanto en el interior del PT como de otros partidos gubernistas, para las articulaciones relacionadas con las elecciones municipales de 2008.

Para los que siguen el proceso a distancia, vale prestar especial atención en lo que va a suceder en las 26 capitales de estado (en el Distrito Federal, que es la 27ª unidad de la federación brasileña, no hay elecciones municipales), así como en las ciudades con más de 200 mil electores.

Entre ellas, es especialmente importante verificar qué sucede en São Paulo, Rio de Janeiro y Belo Horizonte, donde se concentra un porcentual importante del electorado brasileño.

En cada una de estas tres ciudades, los principales partidos brasileños ensayan diferentes tipos de política de alianzas, cuyo éxito o fracaso repercutirá en aquello que los partidos llevarán a cabo en las elecciones presidenciales de 2010.

El PT gobierna solamente una de estas tres ciudades: Belo Horizonte. Pero exactamente ahí el Partido local decidió que no presentará candidatura propia a la alcaldía, optando por apoyar un candidato del PSB (Partido Socialista Brasileiro), candidato que en 2010 puede apoyar las candidaturas presidenciales de Aécio Neves o de Ciro Gomes.

Es decir, la posibilidad de que ocurra una victoria que fortalezca directamente el Partido para las elecciones presidenciales se limitan a Rio de Janeiro y São Paulo, con Alessandro Molon y Marta Suplicy, respectivamente.

El DEM (Partido Demócrata), a su vez, gobierna las capitales de São Paulo y Rio de Janeiro. Pero sólo podría vencer en São Paulo, aunque no por méritos propios, sino por el apoyo que recibe del gobernador José Serra. Por lo tanto, una victoria del DEM en São Paulo reforzaría su alianza con los socialdemócratas en la próxima disputa presidencial.

El PSDB (Partido da Social Democracia Brasileira) no tiene alcalde en ninguna de las tres capitales mencionadas, pero posee grandes posibilidades de victoria, directa o indirectamente, en dos de ellas. Puede ganar en São Paulo (con Geraldo Alckmin o con Gilberto Kassab, que es del DEM pero depende del apoyo del sector del PSDB vinculado a Serra) y en Belo Horizonte (a través de Márcio Lacerda, que debe su candidatura al gobernador Aécio Neves, del PSDB).

El PMDB (Partido do Movimento Democrático Brasileiro) tampoco posee el cargo de alcalde en estas tres ciudades. Pero puede formar parte de la lista vencedora en São Paulo (donde apoya a Gilberto Kassab, del DEM) y en Rio de Janeiro, donde el gobernador Sérgio Cabral (que es del PMDB y apoya el gobierno Lula) apoya el candidato del PT a la alcaldía de la capital.

En Rio de Janeiro también están en la disputa la fuerte candidatura del senador Marcelo Crivella (del PRB – Partido Republicano Brasileiro, partido del vicepresidente de Brasil, José Alencar), así como las candidaturas de Jandira Feghalli (del Partido Comunista do Brasil – PCdoB), de Chico Alencar (del PSOL – Partido Socialismo e Liberdade) y de Fernando Gabeira (del PV – Partido Verde).

En São Paulo también están en la disputa las candidaturas de Aldo Rabelo (del PCdoB, con posible apoyo del PSB y del PDT) y de Ivan Valente (PSOL).

En Belo Horizonte también se destaca la candidatura de Jo Moraes (del PCdoB, con apoyo del PRB).

En resumen: PT con pocos aliados en la primera vuelta; PT con apoyo del PMDB; PSB con apoyo del PT y del PSDB; DEM con apoyo del PSDB; PCdoB con apoyo de partidos del “bloque de izquierda”; PSOL con candidaturas propias.

El cuadro, aparentemente confuso, servirá como “prueba” para varios movimientos que se podrán realizar en la primera vuelta de la elección presidencial de 2010:

a) una candidatura petista, con pocos aliados o con el apoyo del PMDB y otros partidos;

b) una candidatura del PSDB, apoyada por el DEM e incluso por sectores de partidos gubernistas;

c) una candidatura del “bloque de izquierda”.

También verificará el potencial de un movimiento soñado por muchos: una candidatura gubernista, no encabezada por el PT y que cuente con el apoyo de sectores del PSDB.

El diputado federal Ciro Gomes (PSB) parece muy empeñado en este sentido, y se conoce su relación con el ex presidente del PSDB, Tasso Jereisati. Ciro Gomes también está implicado en el intento de construir una alianza PSB-PSDB-PT en Belo Horizonte.

El movimiento realizado por el gobernador Aécio Neves (PSDB), el diputado federal Ciro Gomes (PSB) y el alcalde de Belo Horizonte, Fernando Pimentel (PT), es presentado como parte de una lucha contra lo que ellos consideran como “hegemonía paulista” en la política nacional.

Es claro que, al hablar de esta hegemonía, los tres flirtean con el provincianismo y el regionalismo. Pero hay una dosis de verdad en lo que dicen: hay una “cuestión regional” en Brasil, el gran empresariado con sede en el estado de São Paulo se siente molesto y ve en José Serra presidente una posibilidad de ocupar más espacio.

Uno de los motivos del malestar de la elite paulista es la política de desarrollo regional y social que se está implementando a lo largo del gobierno Lula, una política cuyo subproducto es el debilitamiento de las elites en el Nordeste brasileño.

El punto es saber cómo combatir el regionalismo de la elite paulista: ¿fortaleciendo otro regionalismo, aunque sea encabezado por políticos neoliberales como Aécio Neves y Tasso Jereissati? ¿O fortaleciendo el PT y la izquierda en Brasil como un todo, incluso en el estado de São Paulo?

La dirección nacional del PT, reunida el 30 de mayo, adoptó una posición clara en este debate: no acepta que el PT y el PSDB formen parte de la misma coligación en las elecciones de Belo Horizonte. A lo largo del mes se pondrá de manifiesto cómo los demás partidos van a reaccionar a esta decisión.