Hacia fines del año pasado, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley Sensenbrenner-King sobre inmigración en Estados Unidos, de autoría de estos dos parlamentarios republicanos. Si aprobada en el Senado y sancionada por George Bush, ella convertirá a los 11-12 millones de inmigrantes no documentados en Estados Unidos, incluso a más de un millón de brasileños, en criminales, así como a los que los ayuden de alguna forma.

Hacia fines del año pasado, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley Sensenbrenner-King sobre inmigración en Estados Unidos, de autoría de estos dos parlamentarios republicanos. Si aprobada en el Senado y sancionada por George Bush, ella convertirá a los 11-12 millones de inmigrantes no documentados en Estados Unidos, incluso a más de un millón de brasileños, en criminales, así como a los que los ayuden de alguna forma.

El asedio a los inmigrantes se ha intensificado en el ámbito judicial. Por ejemplo, hace dos años, un tribunal laboral rechazó la demanda laboral de un trabajador mexicano por el simple hecho de que no se encontraba legalmente en el país, aunque su patrón de forma ostensiva no le pagaba correctamente los salarios debidos.

La iniciativa de los republicanos es otro fruto de la xenofobia post 11 de septiembre. Su intención es devolver los latinoamericanos a sus países de origen y sólo aceptar a trabajadores inmigrantes como “trabajadores invitados y temporales”.

La perspectiva de una decisión final en el Senado hizo que principalmente la población latinoamericana organizara grandes movilizaciones, con centenares de miles de participantes, que tiñen de color las calles de Los Angeles, Dallas, Chicago y muchas otras ciudades, en contra de la ley. Dichas manifestaciones son las mayores del país desde la campaña por los derechos civiles y las protestas contra la Guerra de Vietnam, en los años 1960-70.

El Senado intentó elaborar una propuesta alternativa que dividiría a los inmigrantes en tres grupos. Aquellos con más de cinco años de residencia en Estados Unidos tendrían derecho a visa de permanencia siempre que estuvieran empleados, no tuvieran antecedentes criminales y pagaran sus impuestos atrasados. El segundo grupo, con tres a cinco años de residencia, recibiría visa inmediata de trabajo temporal, siempre que retornara a sus países de origen para solicitarlo. Los que tuvieran menos de tres años tendrían que regresar a sus países e inscribirse en el programa de trabajo temporal en el que serán invitados a participar siempre que haya plazas.

Tal propuesta permitiría que hasta un 60% de los inmigrantes permaneciera y que otro 20/30% retornara con visas temporales, mientras un 10% sería enviado de vuelta a sus países de origen con la perspectiva de algún día regresar a Estados Unidos. Sin embargo, ella no obtuvo el número suficiente de votos en el Senado para convertirse en ley. El Senado entró en receso por dos semanas, pero las movilizaciones, “La Marcha”, se siguen realizando con los inmigrantes que buscan solucionar su situación.

Como diría el legendario César Chávez, presidente fallecido del United Farm Workers, que en los años 60 y 70 organizaba y movilizaba a trabajadores inmigrantes en la agricultura, con muchas dificultades: “!Sí se puede!” Hoy la comunidad latinoamericano es la que tiene mayor peso político en el país, entre las diferentes comunidades étnicas, como los afroamericanos, asiáticos, indígenas y otras. Prometen manifestaciones todavía mayores para el 1er de Mayo. (Lea más: “All eyes on May Day – A real day without Mexicans?”)

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