Periscopio internacional 28/Noviembre – Una mirada sobre Brasil
Empezó la carrera presidencial de 2010
Concluida la elección de los alcaldes y concejales, tiene inicio la campaña para las elecciones de noviembre de 2010, cuando se elegirá el nuevo presidente de la República, 27 gobernadores de estado, 2/3 partes del Senado Federal y toda la Cámara de Diputados.
La campaña de 2010 influye en el balance de las elecciones municipales. Una gran parte de los análisis se lleva a cabo teniendo en cuenta un análisis del pasado (balance de los resultados), así como la construcción del futuro (versiones que favorezcan determinadas candidaturas).
Seguramente las elecciones del 2008 y los nuevos alcaldes y concejales tendrán una cierta dosis de influencia en la campaña de 2010. Mucho más influyente será la situación económica y social del país, que ya sufre el impacto de la crisis internacional. La crisis hizo que se reabriera el debate sobre la política económica del gobierno Lula.
El balance de las elecciones municipales
Apenas terminó la segunda vuelta de las elecciones se realizó un sinnúmero de análisis en los canales de televisión, radios, diarios, revistas e Internet. Veamos algunos datos básicos.
En la primera vuelta de 2008, el ganador en número de alcaldías fue el PMDB, con 1.195; el segundo colocado fue el PSDB, con 783; el PT conquistó 548 alcaldías.
En las elecciones municipales anteriores, el número de alcaldes/as del PT fue de 411 (2004), 187 (2000), 116 (1996), 54 (1992), 37 (1988) y 2 (1982).
Los partidos que más aumentaron en número absoluto de alcaldías en relación a 2004 fueron: el PMDB (con 138 alcaldías más); el PT, con 137 alcaldías más; y el Partido Socialista Brasileño, con 133 alcaldías más. Ya el PSDB perdió 88 alcaldías, y el DEM, también de la oposición de derecha, perdió 294 alcaldías.
Si tenemos en cuenta la población de los 5.528 municipios de Brasil, vemos lo siguiente: en el 2008, el PT venció las elecciones en 277 ciudades con menos de 10 mil habitantes (en comparación con 210 en 2004 y 77 en 2000); vencimos en 121 ciudades que poseen entre 10 y 20 mil habitantes (habíamos vencido 76 en 2004 y 28 en 2000); ganamos en 82 ciudades entre 20 y 50 mil habitantes (en comparación con 58 en 2004 y 31 en 2008); vencimos en 45 ciudades entre 50 y 150 mil habitantes (habían sido 36 en 2004 y 26 en 2000); y vencimos en 23 ciudades que tienen una población superior a los 150 mil habitantes (fueron 22 en 2004 y 25 en 2000).
Si consideramos la votación total, tendremos el siguiente resultado: en 2008, el PT obtuvo 16.486.025 votos (16,6%). Ello significó un avance en relación a las elecciones municipales del 2000 (cuando obtuvimos 11.938.734 y 14,1%, respectivamente) y una pequeña reducción en relación al 2004 (cuando obtuvimos 16.326.047 y 17,2%, respectivamente).
Este resultado nos sitúa en el segundo lugar, atrás del PMDB (18.422.732 y 18,6%) y adelante del PSDB (14.454.949 y 14,6%).
El DEM, que obtuvo un 11,8% de los votos en 2004, pasó para un 9,4% en el 2008. El PSDB pasó del 16,5% de los votos en 2004 para un 14,6% en el 2008. La votación que obtuvo Kassab en São Paulo representa aproximadamente 23% de la votación total del Partido Demócrata en todo Brasil. El DEM obtuvo este año 9.291.086 votos, o un 9,4% del total (contra 12.973.544 y 15,4% en 2000 y 11.238.408 y 11,8% en 2004).
Es importante registrar que el PSDB fue el más votado en las elecciones municipales de 1996 y 2000. Ya el PT fue el partido más votado en las elecciones de 2004.
Es probable que la reducción porcentual del PT en relación al resultado que el partido obtuvo en el 2004 se relacione al hecho de que el Partido practicó en 2008 una política de alianzas que lo llevó a no lanzar candidatos en ciudades extremadamente pobladas (Belo Horizonte, Goiânia, Campinas, São Luís, Duque de Caxias, João Pessoa, Cuiabá, Aracaju, São João do Meriti, Campos) que, sumadas, poseen cerca de 5.464.000 electores.
El PT ocupa el tercer puesto en número total de alcaldías y es el segundo colocado en número total de votos. Sin embargo, fue el partido que tuvo el mejor desempeño en las 79 mayores ciudades brasileñas (capitales y/o ciudades con más de 200 mil electores). En estas 79, el PT eligió a 13 alcaldes en la primera vuelta y disputó la segunda vuelta en otras 15 ciudades. En segundo lugar están, empatados, el PMDB y el PSDB: cada uno de estos partidos eligió 9 alcaldes en la primera vuelta y disputó la segunda vuelta en 11 ciudades.
El balance de la segunda vuelta
En la segunda vuelta, 26.843.804 electores volvieron a las urnas en 29 ciudades, de las cuales 11 son capitales de estados. La segunda vuelta fue una tríplice medición de fuerzas: entre el gobierno y la oposición; dentro de la base del gobierno, entre el PT y el PMDB; y dentro de la oposición, entre José Serra y Aécio Neves.
El resultado de la segunda vuelta (especialmente en las capitales) consolidó la victoria del gobierno. Sin embargo, el principal líder de la oposición mantuvo su espacio, con la reelección de Kassab en São Paulo.
En lo que atañe a la disputa en el interior del PSDB, Serra fue el ganador. Venció en la capital de São Paulo, en la que sobrepasó el PT y el propio candidato oficial del PSDB (Geraldo Alckmin). Ya Aécio Neves sufrió derrotas importantes para el PT en el interior de Minas Gerais, así como sufrió pérdidas políticas en la elección en Belo Horizonte.
En la base del gobierno hay un fortalecimiento relativo del PMDB, del PSB y del PCdoB. Este último pasó a gobernar una capital (Aracaju) y disputó la segunda vuelta en otra (São Luís). Ya la candidata de Ciro Gomes perdió las elecciones en Fortaleza, capital de Ceará, su principal base política.
Entre las 7 capitales que gobierna actualmente, el PT venció en 6 ya en la primera vuelta. La excepción es Belo Horizonte, donde el PT local desistió de tener candidato y realizó una coligación de hecho con el PSDB, en la contramano de la política nacional de alianzas del PT, sufriendo una derrota política en la primera vuelta y venciendo la segunda gracias a las debilidades del adversario. De cualquier forma, el PT fue derrotado en la elección de Belo Horizonte y pasó a ser fuerza auxiliar de un gobierno cuya hegemonía será del PSDB. Sin embargo, en el interior del estado, el PT contrario a la alianza con el PSDB obtuvo buenos resultados, lo que indica que no será fácil que el alcalde Pimentel se convierta en candidato al gobierno del estado, aunque cuente con el apoyo de Aécio Neves.
Entre los 411 alcaldes/as electos/as en 2004, el PT logró su reelección en 230 ciudades, un índice del 56% (en segundo lugar aparece el PSB, con 45,5%).
La principal disputa en la segunda vuelta sin duda ocurrió en la capital de São Paulo, donde el PT sólo logró vencer cuando no había segunda vuelta (1988) y cuando contamos con el apoyo del PSDB contra Maluf (2000).
El balance de la gran prensa
Según el diario Folha de S. Paulo, “PT y PSDB terminan la elección con balances similares” a las últimas cuatro elecciones. En ellas, el PT realizó una curva ascendiente, venciendo el rival en rankings importantes, como el número de votos recibidos y el electorado gobernado. En 1996, la sigla sólo obtuvo más votos para alcalde que el PSDB en 5 Estados. En el 2000, en 6. En 2004, el mapa fue dividido al medio, y cada sublema conquistó la victoria en 13 Estados. Este año, el PT fue el más votado en 16 Estados. En la suma general, el PT obtuvo 2 millones de votos más – 16,4 millones contra 14,4 millones del PSDB. Fue una vez más victorioso en las regiones Sur y Nordeste, pero perdió en el Sudeste. El PSDB perdió terreno, pero mantuvo la hegemonía en Minas Gerais y São Paulo. En este último estado, el PSDB obtuvo 600 mil votos más que el PT. A pesar del probable duelo en 2010, la polarización entre PT y PSDB debe ser dificultada en función del crecimiento del PMDB. En 2008, por primera vez en 16 años, los candidatos del PMDB fueron los más votados (18,4 millones), y asumieron un liderazgo que perteneció al PT en el 2004 y al PSDB en 2000 y 1996. El malo desempeño en las capitales redujo el ritmo de crecimiento del PT. En 26 elecciones el partido obtuvo 6 victorias, 3 menos que en 2004. Y los triunfos ocurrieron en Fortaleza, Recife, Porto Velho, Vitória, Rio Branco y Palmas – ciudades que, juntas, poseen 3,4 millones de electores, menos que Rio de Janeiro (4,6 millones). El PSDB también sufrió una deshidratación en las capitales- eligió 4 alcaldes contra 5 en 2004. En enero administrará São Luís, Cuiabá, Curitiba y Teresina, con un electorado conjunto de 2,75 millones de personas. A pesar de ello, si consideramos todo el país, conquistó más ciudades que el PT- 785 contra 560 municipios”.
Impresionante es el editorial del diario O Globo, que se titula “Recados al PT”: “Desde una visión más general, el PT parece repetir la trayectoria de partidos que, con el tiempo, empezaron a ser empujados hacia centros urbanos menores, donde el ejercicio de la política suele ser más fisiológico, menos esclarecido. Generalmente esto sucede con sublemas que llegan al poder y entonces pasan a usar sin ningún control y pudor la llave de los cofres públicos”.
El editorial va todavía más allá: “parece claro que en las tres ciudades – sobre todo en São Paulo – el PT derrotado fue el del ‘mensalão’, de los ‘aloprados’, de los ‘delúbios’, del aparato de la máquina pública, etc. En los mayores centros urbanos se encuentra el elector más esclarecido, junto al cual la imagen del partido, según todo lo indica, sigue arañada”.
Marco Antonio Villa, historiador al servicio del PSDB, adopta la misma línea (Folha, 28/10): “El ejército de ‘aloprados’ se prepara para el combate. Ellos saben que no pueden perder el acceso privilegiado al poder. Ya no sobreviven lejos de él. Y harán todo para seguir durante más cuatro años (ocho sería mejor) usando y abusando de los beneficios que se obtienen en Brasília”.
El diario Estado de S.Paulo es más cauteloso: “El resultado de las urnas en las 26 capitales en esta elección municipal señala que hay un equilibrio de fuerzas entre el gobernador de São Paulo, José Serra (PSDB), y el presidente Luiz Inácio Lula da Silva (PT) para el duelo PSDB x PT en 2010. Sin embargo, el petista posee una ligera ventaja. Si la elección presidencial fuera hoy, Lula – y, por consiguiente, el candidato del petista a la presidencia – contaría con 13 alcaldes de capitales a su lado, contra 10 a favor de Serra – principal nombre del PSDB a la disputa de 2010. En tres municipios – Belo Horizonte, Salvador y Manaus – , la predilección por uno u otro todavía no se ha definido claramente”.
Los análisis provenientes de la derecha suelen afirmar que las elecciones posicionaron muy bien la oposición para las elecciones de 2010; que la capacidad de transferencia de votos por parte de Lula fue en 2008 menor de lo que se imaginaba, y seguramente pasará lo mismo en el 2010; que el PT obtuvo un resultado peor de lo que se imaginaba; y que el PMDB se convirtió en el garante de la próxima disputa presidencial.
Los análisis provenientes de la ultraizquierda (PCO, PCB, PSTU, PSOL, Consulta Popular y adyacencias) oscilan entre conmemorar las derrotas del PT y lamer las heridas provocadas por un desempeño electoral por debajo de la crítica, con rarísimas excepciones, lo que impregna sus textos de un malhumor generalizado con relación a las elecciones, al proceso, al pueblo y de manera general, a la realidad. Un ejemplo de ello es la entrevista concedida al diario Brasil de Fato del 6 de octubre por Plínio de Arruda Sampaio (PSOL) y Ricardo Gebrin (Consulta Popular). Para Plínio, el resultado de la elección fue “una victoria monstruosa de la derecha y una derrota monumental de la izquierda”. Para Gebrin, la “gran marca de esta elección fue la despolitización”.
El análisis de la dirección nacional del PT (www.pt.org.br) afirma que las elecciones representaron “una victoria del PT, del gobierno Lula y de la base aliada”. Ya el sitio Carta Maior, también de orientación petista, afirma que “el proceso electoral de 2008 terminó con una clara reaglutinación del conservadurismo bajo las alas de José Serra, del PSDB”, aunque señale que el frente PSDB-DEM tendrá dificultad para “mantener el cetro del ‘cambio'”, una vez que este frente “desde siempre se posicionó como el patrono nativo y el ventrílocuo ideológico más entusiasta de la resurrección del laissez-faire y el correspondiente rebajamiento de la dimensión pública de la vida en todas sus esferas, desde la económica a la política, desde la cultura a la subjetividad. Éste fue el tractor privatista que explotó ahora y llevó el sistema capitalista mundial a una crisis que sólo se puede comparar a la del 29 – o peor”.
Otras dimensiones del análisis
El análisis de la elección de 2008 debe tener en cuenta:
a) sus tres dimensiones — una claramente municipal, una fuertemente estadual y una tercera, explícitamente nacional–, que se combinaron de distintas formas por todo el país, demasiado grande y complejo como para caber en explicaciones excesivamente simplificadoras;
b) que no hay una relación directa e inequívoca entre las elecciones municipales y las presidenciales. Muchas cosas sucederán entre el 2008 y el 2010, empezando por el ejercicio de los nuevos gobiernos, lo que puede reforzar o invertir por completo la voluntad popular que se expresó en el 2008;
c) que el ambiente en que transcurrieron las elecciones municipales de 2008 tiende a ser bastante distinto del escenario que se avecina para el 2010, entre otros motivos en función de la crisis internacional y sus impactos en Brasil;
d) que hay profundas diferencias entre los municipios brasileños. A medida que las ciudades aumentan de tamaño se diversifica su base social, lo que exige que se tenga en cuenta el comportamiento político de las clases y fracciones de clase. Este fenómeno también posee una dimensión regional, aunque haya sido poco estudiada y explicada, que hace que el PT enfrente mayores dificultades en Paraná, Santa Catarina, Mato Grosso do Sul, y que logre sus mayores éxitos en el nordeste del país;
e) hay que tener en cuenta las dificultades del PT en las capitales de São Paulo y Rio de Janeiro y en qué medida ello se vincula a las dificultades de relación con las clases medias – tradicionales y emergentes, incluso en función de la crisis de 2005;
f) que – al contrario de las expectativas y las promesas – la corrupción electoral, la compra de votos, el fraude y la violencia se hicieron presentes con mucha fuerza en las elecciones de 2008. Ello tuvo una enorme influencia en el desempeño de la izquierda en general y del PT en particular en la elección para concejales, que debe ser objeto de un análisis específico.
El peso de Lula
El ambiente general del país, que hace que Lula alcance un 80% de aprobación popular, favoreció a todos los gobernantes, independientemente de partido. Por ello el índice de reelección, en 2008, fue superior al 50%, el más alto desde el 2000. De los 20 alcaldes de capital que disputaron la reelección, 19 fueron reelectos (la única excepción fue el alcalde de Manaus).
En este ambiente, no se trata de saber “si” el apoyo de Lula influyó o no, sino “cómo” y “para quién” este apoyo fue importante, ya que todos los partidos de la base gubernista lo disputaron. Por otra parte, incluso los partidos de oposición intentaron neutralizar o incluso aprovechar la popularidad de Lula. Es verdad que no tuvieron mucho éxito: el PSDB, el DEM y el PPS perdieron electores y alcaldías.
El diario O Estado de S. Paulo (29/10) confirma que durante el gobierno Lula hubo “una deshidratación municipal de los partidos de oposición. En relación al mapa electoral municipal de 2000, cuando Fernando Henrique Cardoso, del PSDB, todavía era el presidente, PSDB, DEM y PPS, actualmente los principales partidos de oposición, ya habían encogido en 910 alcaldías”.
El DEM sufrió la mayor reducción y debe comandar a partir del próximo año 532 ciudades menos que en el 2000, cuando todavía se llamaba PFL”. En el 2000 “el entonces denominado PFL ganó en 1.028 ciudades. Cuatro años después este monto se redujo a 790. Desde entonces, ya con el nuevo nombre y un fuerte discurso de oposición al gobierno federal, la caída fue todavía más drástica, con la victoria en tan sólo 496 ciudades, aunque venció en São Paulo – la mayor de todas”.
En el PSDB, “la caída fue menos sensible en función de los importantes gobiernos regionales controlados por el partido, como São Paulo y Minas Gerais, así como por la expectativa de poder para la sucesión presidencial de 2010. Al fin y al cabo, el partido actualmente tiene en los gobernadores de São Paulo, José Serra, y de Minas Gerais, Aécio Neves, dos nombres con un gran potencial político para disputar la sucesión de Lula. Aun así, el PSDB perdió 204 ciudades desde 2000”.
“El menor de los tres partidos de oposición, el PPS “en 2000 tenía 166 alcaldías. (…) Con la victoria de Lula, el PPS se unió a la base aliada (…) y saltó en 2004 para 306 alcaldías. Sin embargo, el PPS rompió con el gobierno ese mismo año (…) En la oposición, el PPS volvió a encoger, y ahora posee tan sólo 132 alcaldías”.
La influencia de Lula no es mágica, ni tampoco automática o exclusiva a favor del PT. En muchos lugares el presidente de la República optó por mantenerse alejado de la disputa, especialmente en la segunda vuelta, en los sitios en los que competían partidos de la base aliada. De este modo, la derrota del PT no prueba, sino que en algunos casos incluso confirma, lo decisiva que puede ser la influencia electoral de Lula. Para resumir: de 30 ciudades en las que hubo segunda vuelta, partidos de la base aliada vencieron en 26. De las 26 capitales brasileñas, la base aliada gobierna 20.
La “victoria” de la oposición
En 2008, los partidos de oposición perdieron alcaldías y algunos millones de votos en relación al 2004. A pesar de ello, analistas vinculados a la oposición conmemoran el resultado electoral. Se explica: podría ser peor. Imaginemos: ¿qué balance se haría si el PT hubiera vencido en São Paulo, Salvador y Porto Alegre?
En los tres casos el PT perdió para el actual alcalde, que fue reelecto. En estas tres capitales, por lo tanto, el status quo anterior se mantuvo, con variaciones para menor en Porto Alegre y São Paulo y para mayor en Salvador.
Es decir: el resultado de 2008 no fue una victoria de la oposición. Sin embargo, mantuvo viva la posibilidad de que ella venza las elecciones presidenciales, una vez que: a) Lula no será candidato a la presidencia en el 2008; b) el PT no dio un salto de calidad en lo que atañe a votos y ciudades gobernadas; c) se mantuvo la posibilidad de poner una cuña en la base gubernista, a través de la seducción de algunos partidos de la base.
La derecha sabe que, tanto en 2002 como en 2006, partidos de la “base aliada” no apoyaron a Lula en la primera vuelta. En algunos casos, estos partidos no apoyaron oficialmente a Lula, ni siquiera en la segunda vuelta.
La oposición pretende en 2010 estimular varias candidaturas presidenciales oriundas de la base, con la expectativa de que de este modo el candidato del PSDB pueda pasar a la segunda vuelta en primer lugar.
La oposición también pretende cooptar partidos de la base aliada desde la primera vuelta, para la coligación oposicionista. Una parte del éxito de esta operación de cooptación exige, paradójicamente, que se valoricen los posibles aliados.
Ello explica la insistencia con que el PMDB es presentado como el gran vencedor de las elecciones. Y esto sucede a pesar de que el desempeño del PMDB permite otros análisis: según el Estado de S. Paulo, aliados “de Fernando Henrique Cardoso en el 2000, los candidatos del PMDB conquistaron la gestión de 1.257 ciudades. En la elección siguiente, en el 2004, hubo una reducción debido a la demora del partido en adherir completamente al nuevo gobierno petista. El PMDB perdió 200 alcaldías, pero aun así venció en 1.057 ciudades. Ahora, completamente afinado con el gobierno Lula, el partido volvió a fortalecerse, con victorias en 1.203 municipios”.
O sea: medido con la misma regla que se aplica a las oposiciones, el PMDB actualmente está menor que en el 2000; y llegó adonde llegó gracias al gobierno. Es verdad que esto no altera dos hechos: el PMDB tuvo el mayor número de votos y eligió el mayor número de alcaldes. Pero también hay que considerar que nada asegura que el PMDB marchará unido en el 2010. No logró esta unión en 1989, ni en ninguna de las demás elecciones presidenciales.
La oposición y la crisis
La oposición dice que Lula no transfirió votos, pero… a) privadamente, hincha para que empeore la situación económica, lo que puede perjudicar la popularidad del gobierno y las posibilidades de su candidata a la sucesión; y… b) públicamente, defiende que el gobierno corte gastos.
Según el profesor José Pastore (24/10): “sin contar los intereses, la mayoría de los gastos federales se ha destinado a salarios y asistencia social. En el 2007 hubo un gasto de cerca de R$ 110 mil millones con la nómina de pago y R$ 337 mil millones con asistencia social, incluyendo ahí la Previsión”. Incapaz de defender corte en los gastos con los intereses, el profesor Pastore prefiere culpar a los más débiles: “en los tiempos de normalidad, Brasil practicó un asistencialismo galopante que se justifica cuando hay graves crisis. ¿Dónde buscar ahora el dinero para ayudar a los más vulnerables si la crisis se alastra? Ésta es la consecuencia más nefasta de las políticas que, para asegurar popularidad, comprometen la sustentabilidad”.
Según el ex presidente del Banco Central (29/10), Affonso Celso Pastore, “la economía brasileña tendrá que pasar por un ajuste, rumbo a la desaceleración del crecimiento. Si tenemos que efectuar un ajuste de cuenta corriente, de cambio real, tendremos que reducir la absorción doméstica. Por lo que he visto en las últimas manifestaciones del gobierno, no hay disposición de cortar los gastos. De vez en cuando hay una insinuación del presidente, de que si es necesario los va a cortar. Pero como el ministro de Economía [Guido Mantega] es keynesiano desde niñito y prefiere aumentar el gasto frente a una restricción como ésta, la reducción de la absorción tendrá que ocurrir en el consumo de las familias y en la inversión. Desafortunadamente, más en la inversión”.
Resumidamente, los Pastore y una parte de la oposición defienden que se crezca menos. ¿Cuánto de ciencia hay en este razonamiento? La respuesta está en la nota de otra oposicionista, la profesora Eliana Cardoso (30/10): “La vida es un collar de eventos imprevisibles (…) El mundo es lleno de sorpresas, y algunas de ellas son instantáneas, como los cisnes negros de Taleb: la destrucción de las torres gemelas en Nueva York, el tsunami en Indonesia y la crisis financiera norteamericana. Son eventos imprevisibles y de impacto formidable, para los cuales inventamos explicaciones a posteriori”.
El gobierno y la crisis
El gobierno, que inicialmente adoptó una actitud blasée frente a la crisis, ahora ya reconoce que será larga, impactante y de consecuencias imprevisibles, aunque siga afirmando que la economía brasileña está menos vulnerable que en otras circunstancias.
De modo contradictorio, el Banco Central no alteró su política de intereses altos. El Copom mantuvo la tasa básica en 13,75%. O intereses reales de 7,9% al año, lo que sitúa a Brasil en primer lugar en el mundo (con la sola excepción de Islandia).
Como dice el economista Ricardo Carneiro, una decisión que está “a contramano de las decisiones de los principales bancos centrales del mundo, cuya actitud, frente a la amenaza de una crisis de gran intensidad, ha sido la de reducir sus tasas de interés básicas, algunas de las cuales ya se encuentran en niveles negativos, como en el caso norteamericano”.
Para Carneiro, el BC “realiza una política contradictoria con el conjunto de medidas que el Gobierno puso en práctica después del agravamiento de la crisis (…): reducción de los compulsorios; venta de divisas en el mercado al contado y protección contra la variación cambiaria; alimentación de las líneas de crédito al comercio exterior con reservas internacionales; garantía de volumen de crédito para varias actividades por medio de los bancos públicos”.
Si el objetivo de dichas medidas es evitar la “contracción del crédito”, ¿cuál es el “sentido de mantener la tasa de interés en un nivel tan elevado? No sería más lógico y coherente reducir la tasa de interés y dejar de estimular la carrera de los agentes rumbo a los títulos públicos – ¿en el caso de Brasil generosamente remunerados y sin riesgos?”
No hay una explicación técnica para esta decisión del BC. Hay solamente una explicación política: Meireles comparte la opinión según la cual Brasil no puede crecer. Y utiliza la autonomía de hecho del Banco Central para imponer esta opinión.
El BC no está solo
El Banco Central recientemente pasó a contar con el apoyo de la Advocacia Geral da União: ambos se encuentran a contramano de la política general del gobierno.
Renato Simões, de la Ejecutiva Nacional del PT, muestra que la Advocacia Geral da União acató “el más conservador de los entendimientos sobre el alcance de la Ley de Amnistía (…) Para la AGU, la Ley n. 6.683/79 otorgada por los militares al inicio de la distensión del régimen autoritario, y la Ley n. 9.104/95, que indemniza las familias de muertos y desaparecidos de aquel periodo, tienen ‘un espíritu de reconciliación y de pacificación nacional’ (sic) que podría ser ‘perturbado’ por la reapertura de heridas cicatrizadas, en el entendimiento de la institución”.
La decisión de la AGU contradice la opinión oficial del gobierno, que establece que le cabe a la Justicia decidir sobre el alcance de la Amnistía. Y también contradice la idea, hegemónica en el movimiento de derechos humanos y en la Justicia de países como España, de que los crímenes contra la humanidad no prescriben.
Para Renato Simões, “la AGU todavía puede reverter esa posición. Está en el banquillo de los acusados de la historia de Brasil. Puede pasar al polo activo de la acción, dejando la triste situación de acusado y sustituyéndola por la de reparador de todo ese pasado que heredamos y que queremos que se pase en limpio”.
Próximos pasos
La agenda política de diciembre y enero está repleta: elección de los presidentes de la Cámara de Diputados y también del Senado, especulaciones sobre reforma ministerial, debate sobre el pre-sal, ritmo de las obras del PAC.
También tendremos las repercusiones de fenómenos resultantes de la crisis, como la concentración bancaria, las vacaciones colectivas concedidas por grandes empresas y las pérdidas de los fondos de pensión. Y la lucha por los salarios, que un editorial (28/10) del diario Estado de S. Paulo registró, con preocupación, que estaba aumentando. Sobre una de las repercusiones de la crisis, escribe Bernardo Kucinski: “Las pérdidas totales de los 350 fondos de pensión complementaria superaron hasta octubre R$ 40 mil millones, según la Secretaría de Previsión Complementaria. Nos salvó de un desastre mayor la demora del gobierno en autorizar los fondos a invertir en el exterior. Entre los más afectados se encuentra Previ, que invirtió 65% del su patrimonio en renta variable. Su patrimonio encogió de R$ 140 mil millones de reales en mayo para R$ 125 mil millones en septiembre”.
El telón de fondo será el debate sobre la política económica, más exactamente sobre las ganancias del sector financiero. Como recuerda el profesor Carlos Lessa, hay recursos disponibles para una fuerte inversión del gobierno y del sector privado en los sectores productivos del país, aumentando los gastos: “solamente en intereses el Banco Central brasileño paga R$ 170 mil millones, cuatro veces más que el programa federal para la Educación, cuyo presupuesto es de R$ 40 mil millones”.