A pesar de las excusas presentadas por el diario danés "Jyllands Posten" en función de la publicación de caricaturas del Profeta Mahoma, la situación todavía no se tranquilizó. A pesar de las excusas presentadas por el diario danés "Jyllands Posten" en función de la publicación de caricaturas del Profeta Mahoma, la situación todavía no se tranquilizó. Las protestas en varios países musulmanes en contra de instalaciones diplomáticas o empresas dinamarquesas y de otros países europeos en que se reprodujeron las caricaturas ya provocaron más de 20 muertes debido a la represión policial contra los manifestantes en esas localidades. El último hecho ocurrió en Libia, con seis muertos.

La irresponsabilidad del diario afectó la sensibilidad de un pueblo para el que la religiosidad representa un valor muy importante y sirvió "como un guante" a los grupos islámicos que utilizan el fundamentalismo como instrumento político. Las manifestaciones de protesta también sirvieron para aumentar aún más la tensión en Europa. Afortunadamente no ocurrió, pero podría haber sucedido, una nueva explosión de violencia que implicara a inmigrantes, musulmanes o no, como la que recientemente ocurrió en Francia, de esta vez más diseminada. En este caso aumentaría la xenofobia, surgirían nuevas leyes de seguridad y anti-migración, la derecha se fortalecería todavía más y el círculo vicioso seguiría. (Lea más en el artículo de Inacio Ramonet).

Otro hecho fue la divulgación de nuevas fotos de torturas y violaciones de derechos humanos practicadas por militares norteamericanos en la cárcel de Abu-Ghraib en Irak, además del informe de Amnistía Internacional que también denuncia prisiones arbitrarias y la práctica de torturas en aquel país. Los conflictos internos en Irak entre curdos, xiitas y sunitas se agudizaron después de la explosión de una mezquita xiïta en febrero.

Estados Unidos y la Unión Europea se pusieron básicamente de acuerdo en lo que se refiere a las condiciones exigidas para otorgar ayuda financiera a Palestina después de la victoria del Hamas, así como en lo que concierne a las restricciones para que Irán pueda dominar la tecnología de enriquecimiento de uranio.

Irán, que había suspendido su proyecto de adquisición de tecnología de enriquecimiento de uranio, decidió retomarlo hace algunos meses, a pesar de la oposición de Estados Unidos y la Unión Europea, que desean debatir el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde esperan obtener alguna resolución que permita imponer sanciones a aquel país si no abandona el programa. El argumento esgrimido por las grandes potencias es el riesgo de nuclearización en el Medio Oriente.

Dominar el proceso de enriquecimiento de uranio es un paso fundamental para construir una bomba atómica, pero también es igualmente importante para producir el combustible que necesitan las centrales nucleares, sin depender de la importación de uranio enriquecido, de costo elevado. Brasil, por ejemplo, busca su autonomía en lo que se refiere al enriquecimiento, ya que tiene las Centrales Nucleares Angra I y II que son componentes importantes del sistema generador de energía eléctrica nacional y ellas todavía dependen de combustible nuclear importado.

Contradictoriamente, el gobierno de Estados Unidos ha firmado recientemente un acuerdo con India ofreciéndole tecnología nuclear en cambio del permiso de inspecciones internacionales en parte de sus instalaciones atómicas. La propuesta implica en la definición por India de cuáles de sus 22 centrales nucleares se destinan a uso militar y cuáles son para fines de generación de energía de uso pacífico. De esta forma se evalúa que el 65% de las instalaciones será inspeccionado.

Además de contradictorio, el acuerdo también tiende a provocar otras reacciones, como, por ejemplo, la de China. Este país e India ya tuvieron conflictos de frontera en el pasado y, mientras India se relacionaba con la ex URSS, el socio de China en la región era Pakistán. Difícilmente China aceptará este nuevo status de una India todavía más poderosa sin adoptar alguna medida. Es probable que tales medidas sean estrechar aún más las relaciones con Pakistán y apoyar a su programa nuclear. (Lea más en: A Bad and Dangerous Deal – The US/India Nuclear Pact).

El acuerdo con India representa dos pesos y dos medidas, ya que Irán ha declarado que solamente busca esta ideología para fines pacíficos, lo que es un derecho legítimo. Además, este país – al contrario de India – firmó el TNP – Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares -, lo que implica la posibilidad de inspecciones regulares por instituciones internacionales, como la Agencia Internacional de Energía Atómica – AIEA. Sin embargo, los adversarios de Irán en la región, particularmente Israel, no aceptan dicha hipótesis y las acusaciones sobre la existencia de un programa nuclear iraniano clandestino con fines militares resurgen a cada momento.

A su vez, el nuevo presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, al contrario de la política de distensión y de retomada de diálogo con los países occidentales de su antecesor, Mohammad Khatami, retomó la retórica antiamericana y antieuropea de los ayatolás más ortodoxos. Por una parte, contribuye para aumentar la tensión, pero por otro amplía la influencia iraniana en la región por medio de los partidos políticos ligados a los sectores xiitas, como en Irak y en el Líbano. Y ello seguramente también motiva la presión extranjera sobre el país. (Lea más en: "As Syria’s Influence in Lebanon Wanes, Iran Moves In").

Además de todo ello también hay el aspecto económico del comercio de tecnología nuclear, que representa enormes ganancias para quien la posee. A estos países no les gusta dividir la aplicación de la tecnología con nadie, ya que ello significa mayor competencia y mayor poder de negociación de los clientes. Rusia ha intentado intermediar y ofreció la posibilidad de implementar un programa conjunto, ruso-iraniano, para producir uranio enriquecido y de esta forma los objetivos estarían monitoreados por una de las grandes potencias, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Al inicio de marzo, la AIEA presentó un nuevo informe de análisis de la situación que fue enviado para discusión en el Consejo de Seguridad de la ONU, en el que se afirma que en este momento no es posible definir si el programa nuclear iraniano es exclusivamente para fines pacíficos. Por lo tanto, la situación seguirá tensa durante más tiempo, contribuyendo para la inestabilidad de la región y posibles aumentos en los precios internacionales del petróleo, aunque China y Rusia hayan declarado que vetarán medidas de retaliación a Irán.

En abril, el nuevo parlamento palestino y el nuevo gobierno de mayoría formado por el Hamas asumen sus funciones. Este resultado electoral fue problemático para Estados Unidos y la Unión Europea, ya que las elecciones fueron democráticas y nadie puede cuestionar su legitimidad. Aún así, ambos imponen condiciones para reconocer al nuevo gobierno y mantener la ayuda financiera para la región, sobre todo el reconocimiento por el Hamas del derecho de existencia de Israel. Este último país, a su vez, decidió suspender los repasos de los impuestos recolectados en la Franja de Gaza para la Autoridad Palestina, mientras el partido vencedor de las elecciones no abandone la lucha armada y reconozca los acuerdos existentes entre los dos países.

Le será difícil al Hamas no alterar sus posiciones tradicionales, ya que aceptó participar en la disputa electoral en el estrecho espacio de los propios acuerdos de paz negociados entre la Autoridad Palestina, antes controlada mayoritariamente por el Al Fatah. Además, algunos de los argumentos más fuertes en defensa de los derechos territoriales del pueblo palestino provienen de resoluciones de la ONU, ya que esta institución, en 1948, reconoció el derecho de existencia y la independencia de Israel. Y lo que sirve para defender los derechos del uno también debe servir para defender los derechos del otro. (Lea más en el artículo de Saeb Erakat publicado el día 05/03/2006 en el Estado de São Paulo).

Si se realizan elecciones libres en los demás países del Medio Oriente actualmente gobernados por monarquías o regímenes de partido único, la tendencia será elegir partidos con fuertes conexiones religiosas, sobre todo con el islamismo más fundamentalista, como ocurrió en 1992 en Argelia, lo que motivó un golpe de estado, con apoyo occidental, para mantener el status quo, y generó un conflicto que costó la vida de cerca de 150 mil argelinos en la década de 1990.

Algo similar ocurre en Egipto, con el crecimiento del peso político de la Fraternidad Musulmana, a pesar de las restricciones electorales que impone la legislación local así como el monopolio ejercido por el PND, el partido del Presidente Mubarak.

Sin embargo, ello no significa que la mayoría de la población árabe sea fundamentalista, incluso porque el islamismo posee varias vertientes como, entre otras, la sunita y la xiïta, así como diversas formas de interpretar el Alcorán, como también ocurre con judíos y cristianos respecto de la Biblia. El elemento clave que explica esta tendencia electoral es el desgaste de los actuales gobernantes y la capacidad de partidos como el Hamas de articular un discurso nacionalista y dialogar con los sectores más pobres de la población, ofreciéndoles la asistencia social que el gobierno no ha proporcionado.

Este partido eligió a seis mujeres para el Parlamento, y ellas anuncian su disposición de luchar por cambios en la legislación palestina, de modo a asegurar mayor igualdad de género y alterar puntos que actualmente posibilitan matrimonios forzados, defensa del honor, salarios menores para las mujeres y niñas excluidas de la escuela. Su argumento es que tales leyes parten de las costumbres y tradiciones y no del islamismo que, en realidad, atribuye a las mujeres el derecho de elección. (Lea más).

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