El plazo para definir las modalidades de negociación de la reducción de tarifas de bienes no agrícolas (NAMA), servicios y agricultura acaba el 30 de abril. Se realizó recientemente una reunión informal entre Estados Unidos, la Unión Europea y Brasil en Rio de Janeiro, con la intención de avanzar en los compromisos asumidos en la Conferencia de Hong Kong. No se acordó nada concreto y nuevas reuniones deben llevarse a cabo en Ginebra.

El plazo para definir las modalidades de negociación de la reducción de tarifas de bienes no agrícolas (NAMA), servicios y agricultura acaba el 30 de abril. Se realizó recientemente una reunión informal entre Estados Unidos, la Unión Europea y Brasil en Rio de Janeiro, con la intención de avanzar en los compromisos asumidos en la Conferencia de Hong Kong. No se acordó nada concreto y nuevas reuniones deben llevarse a cabo en Ginebra.

Pocos todavía esperan que ocurra algo más concreto. Estados Unidos y la Unión Europea presionan a los países en desarrollo por concesiones en servicios y NAMA y estos, encabezados por el G-20, insisten en la apertura recíproca de sus mercados agrícolas. El tema fundamental, como siempre, es que los países industrializados no tienen la intención de hacer concesiones en esta área, lo que lleva a pensar que la conclusión de la Ronda Doha, en diciembre de este año, no presentará un acuerdo sustantivo.

En primer lugar, ello resulta del hecho de que el comercio mundial debe crecer un promedio de 7% este año, debido al pronóstico del crecimiento medio del PBI mundial de 3,5%, independientemente de haber o no conclusión de la Ronda. En segundo, Estados Unidos está más interesado en negociaciones bilaterales que en la OMC. Por último, el clima político en Estados Unidos y Francia hace muy difícil que estos gobiernos eliminen subsidios agrícolas; además, la Trade Promotion Authority – TPA en Estados Unidos – se extingue el próximo año, y cualquier plazo acordado ahora difícilmente sería aprobado por el congreso norteamericano a corto plazo.

El 20 de abril se realiza una reunión de cumbre entre Estados Unidos y China. Los respectivos presidentes, Bush y Hu Jintao, discutirán las relaciones entre los dos países, sobre todo en las áreas económica y comercial. Estados Unidos desea convencer a China que debe valorizar su moneda, el yan, a fin de reducir el déficit comercial norteamericano con aquel país y China desea mantener las buenas relaciones, a fin de asegurar tasas de crecimiento anual de su PBI del 7,5% al año. (lea más).

Al inicio del mes de abril se realizó la reunión de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo – BID – en la ciudad de Belo Horizonte, en Brasil. Se discutieron varios temas, sobre todo la dirección y las condiciones para su cartera de préstamos, incluso para el sector privado.

Un tema candente fue la propuesta de perdón de la deuda de US$ 3,5 mil millones de los países más pobres del continente con el banco. Se trata de Haití, Honduras, Nicaragua, Guayana y Bolivia. Todos están de acuerdo a condición de que el banco recupere este dinero de otra forma, por ejemplo, con contribuciones extras de los países desarrollados.

En realidad, todas las veces que este tema se discute, sea en el FMI, G-8 o BID, todo termina de la misma forma. Se llega a un impasse sobre quién va a pagar la cuenta o las condiciones impuestas a los países más pobres son tan drásticas que ellos no las logran cumplir. Brasil es el segundo mayor accionista del BID y podría ejercer un importante papel en esta decisión. Unilateralmente, el gobierno brasileño ya tomó iniciativas en este sentido, al perdonar la deuda de Mozambique.

Por supuesto, si la intención es perdonar una deuda, el que la perdona deja de recibir.

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