El panorama político electoral en la región
El mes de marzo se realizaron elecciones municipales en El Salvador y el gran tema era saber qué resultados el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional – FMNL – obtendría, después del resultado negativo que obtuvo en las últimas elecciones presidenciales y de algunas escisiones internas en el partido.
El mes de marzo se realizaron elecciones municipales en El Salvador y el gran tema era saber qué resultados el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional – FMNL – obtendría, después del resultado negativo que obtuvo en las últimas elecciones presidenciales y de algunas escisiones internas en el partido.
El Frente mantuvo el mismo nivel de votos de las elecciones municipales pasadas, cerca de 700 mil. Perdió en algunas ciudades y venció en otras. Pero mantuvo el poder en la capital, San Salvador, a pesar de que la derecha apostó todas sus fichas en la disputa y de que el actual alcalde, Carlos Zamora, abandonó el partido. La nueva alcaldesa se llama Violeta Menjivar.
En las elecciones presidenciales del Perú, algunos evaluaban que Ollanta Humala, de la coalición Unión por el Perú podría vencer en la primera vuelta (lea más sobre él en el Periscópio Internacional n° 1). Sin embargo, el resultado siguió el pronóstico de las encuestas divulgadas en la semana anterior. Humala obtuvo el 31% de los votos y también obtuvo la mayor bancada de diputados en el Congreso; disputará la segunda vuelta con Alan García, de la Alianza Popular Revolucionaria Americana – APRA, que obtuvo el 24,5% de los votos (lea más: Perú: Desenlace y Via Crucis y Perú: Los riesgos del caudillismo) y superó la candidata de la derecha Lourdes Flores, por una pequeña diferencia.
El APRA es un partido con origen de izquierda y “latinoamericanista”, fundado durante los años 1920. Su líder histórico y más conocido, Haya de la Torre, venció varias elecciones presidenciales, pero los militares siempre lo impidieron gobernar. Actualmente el partido sería clasificado como socialdemócrata.
Alan García ya gobernó el país desde 1985 hasta 1990; fue contemporáneo de Sarney en Brasil, de Alfonsín en Argentina y de Carlos Andrés Pérez en Venezuela. Salió muy desgastado del gobierno. Por un lado, fue presionado por la comunidad financiera internacional, que negaba nuevos créditos y recursos al Perú porque él limitó de forma unilateral el pago de la deuda externa al 10% de las exportaciones; por otro, en el ámbito interno sufrió el impacto de las guerrillas de “Sendero Luminoso” y “Tupac Amaru”.
Al término de su mandato, la inflación era de 3.500% y la sensación de inseguridad de la población era total, lo que abrió camino al gobierno Fujimori, que siguió las orientaciones del Consenso de Washington y promovió un profundo ajuste neoliberal. Fujimori también combatió la guerrilla, puso en la cárcel a sus principales líderes, como Abimael Guzmán del “Sendero Luminoso”, y prácticamente la diezmó a costa de muchas violaciones de los derechos humanos.
La segunda vuelta de las elecciones será en junio y la lógica indica que Alan García tiene más chances de heredar los votos de los candidatos situados más a la derecha, Lourdes Flores y Valentín Paniagua, y de consagrarse vencedor.
Ya los partidos de la izquierda más tradicional, como el Partido Socialista Peruano, el PCP y “Patria Roja”, no eligieron parlamentarios porque no alcanzaron el número de votos suficientes para superar la cláusula de barrera del 4% de los votos previsto en la ley electoral.
Álvaro Uribe, el candidato presidencial de derecha a la reelección en Colombia sigue como franco favorito para vencer las elecciones presidenciales en mayo, a pesar del más reciente escándalo que reveló la infiltración de elementos paramilitares en la DAS, organismo de seguridad gubernamental (leia mais). Sin embargo, en segundo lugar se encuentra el candidato de la izquierda, Carlos Gaviria, por el Polo Democrático Alternativo.
Aunque las perspectivas políticas para el país no sean buenas en la hipótesis de un segundo mandato de Uribe, la disputa electoral es inusitada porque por primera vez la polarización no ocurre entre candidatos del Partido Conservador y del Partido Liberal.
En México, el candidato del Partido de la Revolución Democrática – PRD -, André López Obrador, sigue al frente del candidato Felipe Calderón, del Partido de la Acción Nacional – PAN, del actual presidente Vicente Fox, aunque sin distanciarse mucho, lo que indica una disputa reñida, ya que todavía faltan cerca de dos meses para las elecciones con una sola vuelta y la derecha se revela capaz de cualquier cosa para permanecer en el poder.
El PAN acusa López Obrador de poseer fuertes vínculos con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y considera que ello lo podrá perjudicar electoralmente, teniendo en cuenta conflictos diplomáticos que ocurrieron el año pasado entre los dos países. Es un intento de explotar el nacionalismo del pueblo mexicano.
El PRD fue fundado en 1989, después de las elecciones disputadas entre Carlos Salinas de Gortari por el Partido de la Revolución Institucional – PRI – y Cuautémoc Cárdenas, hijo del general Lázaro Cárdenas, artífice del periodo desarrollista de México, que gobernó el país entre 1934 y 1940. Cárdenas, que había roto con el PRI, se presentó candidato por el pequeño Partido Socialista Mexicano, pero Salinas llegó a la presidencia a pesar de serios indicios de fraude electoral y el PRD se viabilizó un poco más tarde, mediante la participación de disidentes del PRI, comunistas y agrupaciones menores.
La popularidad de López Obrador adviene de su buen desempeño al frente del gobierno de la capital del país, Ciudad de México, del desgaste del PRI en función de la corrupción y de métodos violentos de acción política y del PAN, debido a su gobierno de gestión neoliberal e ineficiente. Además, optó por hacer una campaña con contactos personales y directos con la población y visitó en coche todo el país. Sus chances aumentarán si hay baja abstención.
Por fin, en Nicaragua, Daniel Ortega debe presentarse una vez más como el candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional – FSLN. Será la tercera vez que lo hace después que perdió la presidencia para una coalición de centroderecha liderada por Violeta Chamorro en 1990.
Esta vez el FSLN trata de ampliar el abanico de alianzas con la posibilidad de ofrecer la vicepresidencia a un representante de algún partido más al centro. Las elecciones serán realizadas el 5 de noviembre y habrá segunda vuelta si ningún candidato obtiene el 45% de los votos en la primera.
Sin embargo, a pesar de este esfuerzo de los sandinistas, el nuevo embajador de Estados Unidos, Paul Trivelli, nombrado en 2005, afirmó a la prensa que realizaría todos los esfuerzos posibles para unir a los partidos de derecha, que él llama de democráticos, alrededor de su propio candidato (lea más: Uol del 9/9/2005).