Do portal do Instituto República y Democracia

El Instituto República y Democracia es una fundación comprometida con el pensamiento crítico, cuyos objetivos son, desde la transversalidad, el análisis, la formación y la creación política y cultural democráticas que irrumpieron en el 15M y tuvieron su expresión política en el nacimiento de Podemos.

El Instituto, dirigido por Julio Rodríguez, busca establecer diagnósticos correctos que sirvan a su vez para aumentar el compromiso ciudadano con la democracia, la paz y el respeto a los derechos humanos

En esa misma dirección, quiere servir de herramienta para la formación política en un tiempo donde la privatización del desarrollo tecnológico y de la información, el modelo neoliberal, la globalización, la pérdida del compromiso de la Unión Europea con el Estado social y democrático de derecho, el auge de la extrema derecha, los cambios geopolíticos y la amenaza inminente que supone el cambio climático dejen de ser amenazas a la vida y a la democracia.

Desde el Instituto queremos seguir avanzando en reducir las desigualdades en España y en el resto del mundo, siendo conscientes de que las brechas de clase, de género y de raza siguen dividiendo nuestras sociedades y amenazando la convivencia

Nuestra mirada, radicalmente europeísta, busca reunir esfuerzos entre los países de Europa del Sur como instrumento para frenar las políticas neoliberales que ahora tienen más peso por la inclinación de la Unión Europea hacia el centro y el norte del continente. Igualmente, entendemos que España es una cabeza de puente entre Europa y el mundo americano, especialmente el Iberoamericano, y nuestro compromiso con el refuerzo democrático en la región será muy relevante, especialmente ahora que los golpes, blandos o menos blandos, vuelven a ser un escenario repetido.

En nuestras sociedades, saturadas audiovisualmente, dominadas por el control empresarial de los medios y la extensión de las fake news y signadas por el abuso jurídico de lo que se conoce como lawfare (los intentos de subvertir judicialmente los resultados electorales cuando son adversos a las fuerzas conservadoras), nuestro compromiso con la verdad y con el reparto equitativo de las ventajas de la vida social son un objetivo inquebrantable.

En el siglo XXI, tanto los partidos como las fundaciones con objetivos ciudadanos y políticos tienen que reinventarse, ser plurales, asumir que ya no es posible representar todos los puntos de vista del ámbito progresista, entender la complejidad de la política y de sus representaciones, y ayudar, desde el diálogo, a que la participación sea una realidad que haga del diálogo la alternativa a la verticalidad, al centralismo y la reducción de los espacios de deliberación y decisión políticos. Igualmente, es esencial establecer los escenarios futuros, en un contexto nacional y mundial marcado por la incertidumbre. 

El Instituto tiene que recuperar las tareas de prospección que siempre han estado en los análisis críticos.

El desafío democrático que quiere llevar la democracia al siglo XXI y puso fin al bipartidismo en España sigue vigente. Igual que en buena parte de América, de Europa, de África y de Asia. 

Una parte del conservadurismo español más clásico, ahora vinculado a la derecha norteamericana y latinoamericana, sigue sin aceptar la existencia de nuevos partidos y espacios en la sociedad civil con orientación crítica. 

La ofensiva conservadora se ve agravada por los retos del COVID-19, las futuras amenazas medioambientales y la voluntad reaccionaria de revertir los logros democráticos alcanzados durante el siglo XX. Nunca avanzó la democracia poniéndose a la defensiva. Y para pasar a la ofensiva, hacen falta ideas y debate sin cortapisas.